24 Jun
24Jun

Hace unos días me encontraba haciendo un experimento. Sin entrar en detalle, básicamente estaba "pescando" células pancreáticas en una placa petri con la ayuda de un microscopio. La placa sobre fondo oscuro estaba iluminada por una luz transversal, de manera que las células resplandecían extraordinariamente. Aquello parecía un precioso cielo estrellado, como aquel que me mostró Jim una noche en Patrick´s Point.

Patrick´s Point es un parque estatal situado en el norte de California. Sus dimensiones son reducidas, pero está lleno de sorpresas. Por ejemplo, exhibe varias cabañas de los nativos Yurok, es un punto de avistamiento de ballenas, focas y leones marinos, y luego está su niebla. La niebla de este lugar es algo repentino a impredecible, traidor, de una densidad notable, que te envuelve sin esperar a que estés en un lugar seguro.

La jornada estuvo marcada por ser el día en que abandoné la ruta previamente establecida por la nueva alternativa de continuar hacia el sur. Ese instante, en Clam Beach Drive en McKinleyville, no fue sencillo, pero cada momento posterior ha merecido la pena. 

Llegué al camping del parque temprano, después de pasar dos noches entre bosques de grandes secuoias en Elk Prairie. La zona de acampada para senderistas y ciclistas está alejada del resto. Pasé un rato solo, montando el campamento y asomándome a uno de los miradores naturales del Parque, pero pronto tuve compañía. 

Jim es un americano de sesenta y cuatro años que viajaba a través de la costa oeste de manera anárquica, sin un plan establecido. Sencillamente, pedaleaba y se detenía cuando estaba cansado, en un camping o al lado de la carretera, montaba la tienda de campaña y a dormir. No hacía ningún esfuerzo por esconderse porque "si te escondes es porque estás haciendo algo malo, y yo no lo hago". Creo que Jim fue una de las personas de las que más aprendí, le escuchaba atontado, nuestra conversación fue tan amena y productiva que aquel día fue el único de la ruta en que mi diario quedó olvidado en la alforja.

"Soy un veterano de Vietnam sin salir de Estados Unidos. Simplemente me dedicada  a hacer radiografías a los soldados que regresaban del frente y necesitaban asistencia médica. Eso me convirtió en veterano. Así que soy un veterano de Vietnam que nunca estuvo en Vietnam". Me habló mucho de su familia, su trabajo y los países en que había residido. También de su idea de vender todo el material, incluida la bicicleta, al final del trayecto, y regresar a casa en avión con solo una mochila. Sus planes abiertos, libres de guión, me fascinaron. Un viaje así solo puedes hacerlo cuando has adquirido muchos conocimientos y experiencia, y luego está el valor necesario para planear casi nada, pero supongo que lo segundo lo ganas a base de poseer mucho de los primeros.

Preparamos un buen fuego y charlamos hasta muy tarde. En un momento de la noche, Jim me preguntó: "¿Quieres ver algo realmente espectacular?". "¡Claro!", contesté. "Pues mira hacia arriba". Los árboles se abrían como en un anfiteatro divino dejando libre la visión de un cielo repleto de estrellas brillantes, un espectáculo de dimensiones colosales que nos mantuvo cautivados un buen rato mientras el fuego se consumía.

Por la mañana el material estaba muy húmedo por la niebla y la lluvia. Abandoné la idea de quedarme en Patrick´s Point una noche más, necesitaba buscar un lugar más soleado. Desayunamos, recogimos el campamento y nos encontramos de nuevo en el "Visitor Centre" del parque estatal. Partimos juntos hacia el sur, pero poco a poco le fui dejando atrás. Jim dejó de ser visible gradualmente a través de mi espejo retrovisor, hasta convertirse en una mancha naranja y finalmente desaparecer. No le volví a ver, pero después de aquella noche nunca dejé pasar la oportunidad de echar un vistazo al firmamento.

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